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Carmen Aranda realiza un recorrido entre la memoria y el tiempo por medio del arte

María Esther Beltrán Martínez

Andalucía, España.- En la Finca Municipal “El Portón” en su sala Bryan Hartley Robinson presenta la exposición individual Sin memoria ni tiempo, de la artista Carmen Aranda, comisariada por Pilar Hernández Oriente.

Se presentan 26 obras que son inspiración de su poemario. La obra de la artista malagueña escapa a la rutina y convencionalismos. Carmen muestra la parte más oscura de la vida, como cualidad esencial de su arte, pero con el contrapunto de su belleza y armonía, con obras muy expresivas y pinceladas desgarradas y sueltas. La sensación de vitalidad y el esfuerzo individual hacen que su obra llegue a nosotros de forma desinhibida y valiente.

En la obra de Aranda hay figuras alargadas, que buscan elevarse. Siluetas que a veces recuerdan al arte primitivo y sombras que se alargan en busca de lo sublime, o quizás en un intento de encontrar un sentido al sinsentido. En esa búsqueda de lo sublime, la realidad se transmuta en realidad abstracta para perseguir esa esencia que sólo conoce el silencio.

Pilar Hernández comenta que: “Los cuadros son realizados deprisa. No son premeditados, sino que proceden de un arranque de espontaneidad. Ella por tanto, cree en la necesidad de rendirse al impulso espontáneo, sin bocetos, sin planificación, buscando que el cuadro le sorprenda. Carmen es una fuerza de la naturaleza, con un motor emocional grande que le produce explosiones que tiene que sofocar con su fuerza y su lucha a través de la expresión artística: la poesía y la plástica. Ella equilibra palabra, formas y colores hasta dar en lo justo de forma sincera”.

Carmen Aranda comenzó a tener curiosidad por el arte siendo muy niña y fue creciendo entre acuarelas y lápices, hasta que en 1988 tuvo lugar su primera exposición en Antequera. A partir de entonces siguió creando, y descubriendo a base de ensayo y error, todo lo que el arte le podía ofrecer. Pero una cosa que siempre ha mantenido, ha sido la búsqueda del llamado “Efecto sorpresa”.

En ella, la necesidad de pintar obedece a un deseo íntimo, siendo el arte el medio para alcanzar la esencia de su ser. En palabras de la creadora: “Yo no sabía lo que iba a pintar, lo iba descubriendo a medida que el trazo se iba ejecutando”, siendo ella misma la primera sorprendida al ver la obra acabada. Carmen pinta desde el asombro al sentir la vida como un misterio, siendo esta su primera y última razón de ser. Con pasión y libertad, busca la belleza. Sin máscaras, sin pudor, desde una intimidad a veces sobrecogedora, expresa sentimientos que acarician, sacuden, interrogan... pero nunca dejan indiferente al espectador.

Autodidacta en el mundo del arte y con una capacidad creativa innata, se considera a sí misma un alma libre, capaz de pintar lo que siente en cada momento, a su manera, como decía Sinatra en su famosa canción My way. VIVIR y no sobrevivir es lo que le interesa, busca y desea, expresando su forma especial de percibir el mundo, de actuar, pensar y sentir.

Aranda cree que existe un olvido necesario y sanador, que es liberación y también una apuesta por uno mismo. En ese olvido, desaparece el tiempo que nos arrebató vida o nos alejó de quien realmente somos. Sin memoria ni tiempo es un buen camino para vivir el presente...




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